Inspiración japonesa y los impresionistas

Los primeros grabados japoneses sobre madera llegaron a Francia en la década de 1850, volviéndose populares rápidamente. Muchos de los impresionistas y las coleccionaba estos grabados que inspiraban las ideas  de los impresionistas, referentes al color y a la forma, en el que se revelaba un concepto totalmente distinto de la composición Occidental.En las ilustraciones japonesas  se usaban los campos de color cómo contornos  estilizados, el lugar de la ilusión del espacio más allá del plano de la imagen, mientras que los artistas europeos crean un sentido del espacio y de la profundidad, empleando la perspectiva. Los grabadores japoneses introducen una relación con el espacio, al colocar un objeto detrás del otro solapando los diferentes planos, los diseños de estos grabados representaban pistas completamente inusuales y figuras cortadas por el borde de la pintura, repitiendo el efecto de la fotografía instantánea. Este hecho hizo inspirar  muchas de las composiciones de los impresionistas, cómo es la japonesa de Monet de 1876, una imagen bastante vulgar de Camille la mujer de Monet, con una cabellera rubia vestida con un Quimono bordado que fue un gran éxito en la segunda exposición impresionista.