El impresionismo y el teatro

Durante la década de 1870 París fue la capital europea del teatro, mientras que durante el día se llenaban los cafés conciertos, por la noche eran muchos los que acudían a la ópera en los teatros. Casi todos los teatros, siendo grandes o pequeños, tenían palcos que proporcionaba un marco pictórico ideal para el pintor.Normalmente el acompañante masculino se situaba detrás de su pareja, de este modo ella podía exhibir todas  sus cualidades, esto se puede percibir en una de las obras de Renoir el palco
El palco de Auguste Renoir de 1874 óleo sobre lienzo

Es uno de los cuadros impresionistas más apreciados qué logro escapar a la crítica. Cuando se presentó a la primera exposición impresionista los palcos de los teatros tenían dos fines ver y dejarse ver.

Ramillete de flores en el palco the August Renoir de 1871

En este ordinario bodegón Renoir pintó un pequeño ramo de capullos de rosas descansando sobre la silla de terciopelo rosa de un palco, esos ramilletes envueltos en un papel blanco eran un accesorio de moda que las mujeres llevamos cuando acudían a la ópera y muchas veces, se los regalaba a sus acompañantes masculinos.

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